martes, 13 de octubre de 2009

No en vano, septiembre

Un resumen del resumen, pasé dos fines en Tux, donde siempre las lluvias son las más bellas e insaciables y el jardín de los abuelos se innunda.
Un jueves fuimos los cuatro a tomar vino y cerveza, hacía un poco de frío y mi mamá dejó el sueter en el auto.
A Roy le compraron la colección completa de las obras de Freud y una vieja se moría de envidia porque alcanzó a escuchar que dijo "Hijo de puta, se la va a llevar" yo moría de hambre y comí ensalada con fideos crudos y por lo tanto, peligrosos.
Tuve que hacer magia para entrar en el vestido talla 6 estilo Tía Dorita para el cumpleaños de César. Bailamos la macarena.
Ginger sigue siendo una destroyer y a veces no me deja leer.
Sigo enamorada de la noche y sus luces, del día y los caminos largos en carretera cuando el cielo está limpio y brillante, especialmente el día que viajamos mamá y yo en bus y compartimos una cemita de quesillo porque mi torta de milanesa parecía carne de ardilla atropellada.
Siempre escojo ventana.



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